Mimo Chito: la expresión sin palabras

Mimo Chito es el alter ego de Mati Kees, un ser que irradia buenas vibras y contagia alegría sin tener que hablar. Te invitamos a conócerlo (o conocerlos) en esta entrevista.

En un mundo donde el verano suele ser la época de mayor actividad para los artistas, Mimo Chito decide concederse un merecido descanso. Sin embargo, su compromiso con el arte es innegable; ante la primera llamada, no vacila en calzarse sus gigantescos zapatos de payaso y emprender su camino, llevando consigo una maleta llena de cariño y la capacidad de arrancar sonrisas instantáneas.

Detrás de la máscara de Mimo Chito se encuentra Matías Kees, un artista local que lleva una década interpretando este icónico personaje. Aunque para muchos es un personaje, para Matías es una extensión de sí mismo, una parte integral de su ser. No obstante, reconoce la importancia de diferenciar entre el personaje y la persona que lo interpreta.

«El mimo es mucho más que un simple pasatiempo o juego», afirma Matías. «Es un medio de comunicación sin palabras que busca contagiar emociones y conectar con el público de una manera única». Para él, cada sesión de maquillaje es el inicio de una metamorfosis, donde su cuerpo se convierte en el lienzo sobre el cual Mimo Chito cobra vida.

Este proceso, aunque aparentemente sencillo, requiere una profunda preparación y dedicación. Matías se sumerge en talleres de teatro y expresión corporal, explorando los límites de su propio cuerpo y emociones para dar vida al personaje. Es un constante juego de equilibrio entre la persona y el personaje, donde la expresión corporal adquiere un valor supremo.

Como docente de historia en los Cenma, Matías comparte su pasión por el arte y la cultura con sus estudiantes. Para él, la cultura es el cimiento sobre el cual se construye una sociedad crítica y reflexiva. Sin embargo, lamenta la falta de reconocimiento hacia la cultura y el arduo trabajo que hay detrás de cada expresión artística.

Una década como docente y otra como Mimo, ambos son parte de Matías. «El mimo es un niño grande que habita en mí», confiesa. Aunque sus roles puedan parecer divergentes, para él son dos facetas complementarias que convergen en un único propósito: transmitir amor, empatía y sabiduría a través del arte y la enseñanza.